Concebimos la educación como el proceso intencionado y permanente de maduración de las potencialidades innatas de cada ser humano que le posibilitan, mediante el trabajo, su realización personal y colectiva en convivencia con la Naturaleza y el Cosmos.
Esta maduración se ejercita en el contexto familiar, comunitario, escolar, social y ecológico, mediante vivencias personales y colectivas que le descubren las fuentes materiales y energéticas de vida planetaria y cósmica y hacen florecer su conciencia sobre su consubstancialidad con el tejido del Universo.
En el contexto familiar, comunitario y ecológico se aprende a madurar y socializar las potencialidades mediante la vivencia de la cosmovisión, espiritualidad, ciencia, tecnología y arte maya que consolidan la identidad y autoestima integral; en la sociedad y el sistema escolar se socializa y se ejercita el sistema cultural propio y otros sistemas culturales inmediatos y del mundo, fortaleciendo la madurez de las potencialidades personales y colectivas culturalmente desarrolladas y fomentando una convivencia respetuosa intercultural local y mundial.